
Cocina con Identidad: Por Qué No Todos los Platos Pueden Ser de Todos
- Lara Roguez
- 3 oct
- 1 Min. de lectura
En tiempos donde todo se comparte, se copia y se reproduce… nosotros apostamos por la autenticidad. Por una cocina que no se puede replicar en ningún otro lugar, porque nace de una persona, de un territorio, de una visión concreta.

1. Una cocina con raíces
Cada plato que servimos tiene el mar Cantábrico de fondo. No solo en el producto, sino en la manera de entenderlo: salvaje, honesto, imprevisible.
2. Técnica propia, no prestada
Nos inspiramos, sí. Pero no imitamos. Adaptamos técnicas a lo que somos, al producto que llega, al mensaje que queremos transmitir. No hay plantillas.
3. Recuerdos como ingredientes
La memoria tiene sabor. Por eso nuestras elaboraciones llevan ecos de infancia, de puerto, de fogón tradicional. Y eso… no se puede enseñar en una escuela.
4. Cocina que evoluciona con quien la crea
Nuestra carta cambia porque nosotros cambiamos. Lo que sentimos, lo que vivimos, lo que atravesamos… todo eso se cuela en los platos. Por eso son únicos.
5. Lo que no se puede robar: el alma
Podrán intentar imitar lo visual, las combinaciones, incluso los nombres. Pero no podrán replicar lo invisible. Porque una cocina con identidad no se copia. Se siente.
Abarike es eso: una cocina que no pretende gustar a todos, pero que no se olvida.






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